viernes, 6 de noviembre de 2009

La construcción de la realidad y la manipulación presentes en los medios

Algo más que una película

Por Marina Basgall


“Wag the dog”, “Mentiras que matan”, “Cortina de humo”, “Poder que mata” son los nombres con los que se conoce a la película de género dramático de Barry Levinson de 1997. A modo de sinopsis podría decir que se trata de 95 minutos de una aguda, satírica y cínica crítica al poder mediático, cuando éste se ubica por sobre el político. Comedia repleta de verdades, con dos de los más reconocidos actores de USA: Robert De Niro y Dustin Hoffman.

Si bien no es lindo que a uno le cuenten una película, y menos el final, voy a hacer un breve resumen para introducirlos al tema. Un presidente norteamericano, atribulado por el escándalo de una aventura amorosa, en vísperas a su reelección, contrata a un productor cinematográfico de Hollywood para fabricar una guerra inexistente y desviar así a la opinión pública. El fin es crear una guerra en Albania que distraiga a la prensa del affaire del futuro presidente y pueda terminar heroicamente delante de todas las televisiones. Así se crea una “cortina de humo” para desviar la atención pública hasta después de las elecciones.

Esta película es un claro ejemplo de cómo los medios de comunicación ejercen un papel fundamental en la construcción de una realidad a la que, como ciudadanos, no podemos acceder directamente y así nos ofrecen claves para conformar nuestro pensamiento. María Laura Méndez, Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER dice que “lo que hacen los medios es eso: muestran una perspectiva como si eso fuera realmente la realidad y no hubiese otra posibilidad de ver. Si uno conecta cosas diferentes, si uno conecta otros elementos va a construir otra forma de realidad. Los medios muestran como si eso fuera lo único”.
Las identidades sociales, el rol que desempeñamos en la sociedad, nuestro sistema de conocimiento y nuestra forma de vida viene marcada, en gran parte, por el discurso mediático. Los resultados de esa construcción de la realidad constatan que también tiende a actuar beneficiando los puntos de vista y los intereses de las clases y grupos dominantes.
La televisión, el cine, la radio, diarios y revistas, ocupan un espacio importante en nuestras vidas y los modelos de comportamiento que proponen y la visión del mundo que transmiten participan cada vez más en la construcción de nuestras representaciones de la realidad.
María Laura Méndez sostiene que “hay realidades y las realidades se construyen, nosotros también construimos nuestra propia realidad”. Todos, de un modo u otro, construimos un conjunto de representaciones de la realidad que nos permiten relacionarnos con el entorno que nos rodea. Sin embargo, la mayor parte de las personas (en particular, los niños y los jóvenes) carecen de herramientas para enfrentarse al aluvión de mensajes despersonalizadores que nos bombardean desde la televisión, el cine y otros medios de comunicación.
Los medios son el soporte de los intereses del poder. A diario se seleccionan las noticias y se jerarquizan en función de esos intereses y a menudo se distorsionan los hechos y mienten para mantenerlos vivos. “Los medios son formas especiales de narrativa que pueden responder a poderes especiales. El aspecto político de los medios recrea una realidad pero obviamente la están creando con algún objetivo político” indica Méndez.
La mayoría de las personas se dejan manipular por los medios de comunicación y se convierten en fanáticas de los mismos. Que los medios de comunicación son un arma de manipulación masiva no es secreto alguno, aunque muchos no quieran admitirlo y sigan manteniendo fe ciega en que su medio favorito es independiente e imparcial y que siempre dice la verdad. Ahora bien, todo lo anterior carecería de importancia si no fuese porque quien al final sufre esa manipulación es la ciudadanía.

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