viernes, 30 de octubre de 2009

¿Cómo lo vieron los medios internacionales?

“En el escritorio: papeles desordenados, lapiceras preparadas para plasmar las ideas en la libreta y encendida la computadora que nos daría una incógnita a resolver.
“Medios extranjeros destacan la noticia” rezaba el titular del diario Clarín del día 10 de octubre de este año que despertó nuestro instinto periodístico.
Teníamos que investigar cuáles habían sido las repercusiones que la prensa mundial dio de lo sucedido respecto de la aprobación de la Ley de Medios en Argentina.
Claro que abarcar la totalidad de las publicaciones implicaría un trabajo arduo y extenso que, al momento, es difícil.
Tras la elección de las notas y los medios sobre los cuales realizaríamos nuestra producción, con papel y lápiz en mano, nos dispusimos a redactar”.

En contexto
En marzo de 2009 la Presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, anunció la presentación de un anteproyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual que el pasado 10 de octubre se convirtió en ley.
A pesar de que el oficialismo sufrió una derrota en los comicios legislativos del pasado 28 de junio, apuró los plazos del trámite legislativo para sancionar la ley antes del recambio de los legisladores en diciembre, cuando el oficialismo perderá la mayoría en el Congreso. Si bien el reglamento argentino establece que, entre el dictamen y el debate en el recinto deben pasar siete días, la sesión especial para tratar el proyecto de ley de medios se convocó sólo horas después de que el anteproyecto fuera discutido y recibiera más de 200 modificaciones. En medio de duros cuestionamientos de la oposición, el 10 de octubre la Cámara de Senadores aprobó la ley con 44 votos a favor y 24 en contra.


Muchas voces, a nivel nacional como internacional, sostienen que esta acción del Estado es una respuesta al enfrentamiento que tiene el oficialismo con el multimedios Clarín. Cabe recordar que estos dos protagonistas fueron aliados hasta el 2007 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner le renovó por 10 años más las licencias de los medios audiovisuales de dicha empresa periodística. Un año después la relación se quebró debido a la cobertura crítica que el Grupo Clarín realizó del conflicto entre el gobierno y los productores agropecuarios.
Con el reciente acuerdo entre el Gobierno y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para la transmisión de los partidos en forma gratuita y por televisión abierta, el grupo Clarín, que tenía los derechos de televisión del fútbol, sufrió un gran revés.
Creemos que no son meras opiniones sino que, a los hechos, es una realidad el motivo por el cual se presentó el año pasado la iniciativa para modificar la ley de radiodifusión. La evidencia es la respuesta a esta pregunta: ¿Por qué del 2003 al 2007 el entonces presidente Néstor Kirchner no fue capaz de llevar a cabo este proyecto?

La noticia de la nueva ley rompió fronteras
El contexto en el que se presentó la normativa constituyó la razón de un amplio despliegue mediático y político; ya que las diversas opiniones que difundieron y acompañaron las novedades entorno al acontecimiento se percibieron a través de los medios masivos de comunicación. Se escuchó y se vio decir que la norma era una “ley de medios K”, “ley mordaza”, “ley de control de medios”, “polémica ley que manejaría la discrecionalidad mediática”. Pero además se expuso que la reglamentación “democratiza dando lugar a la libertad de expresión”, y que es “única en el mundo y un ejemplo para los demás países”.

Lamentablemente, las contraposiciones y los duros enfrentamientos entre los sectores involucrados fue el tema más destacado por el periodismo internacional, dejando de lado así la riqueza de lo debatido en los foros y en las audiencias públicas.
Las repercusiones en los medios extranjeros tras la aprobación de la ley, no tardaron en llegar. Todos destacaron la polémica que desató el proyecto.
Luego de observar los términos con los que cada medio se refería a la nueva ley pudimos ver que unos optaron por privilegiar la noticia en sí, por dar cuenta de cada circunstancia vinculada a la discusión sobre los aspectos positivos y negativos de la misma. Ellos prefirieron no dejar en claro la postura política ante el hecho. Entre estos medios se encuentran la BBC de Londres y el diario español El Mundo.
Otras empresas periodísticas anunciaron la novedad dejando claramente plasmada su posición contraria al proyecto. Ellos utilizaron conceptos, palabras de especialistas y dirigentes políticos que cuestionaban puntos controvertidos de la legislación. El Universal de México y Venezuela, El País de España y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) fueron críticos del acontecimiento legal argentino.
Entre los medios que se manifestaron a favor de la normativa podemos mencionar a la cadena multiestatal Telesur que consideró el carácter democrático de la misma y rescató el debate previo a la presentación del proyecto.
La Ley de Servicios Audiovisuales de Comunicación, sancionada recientemente, no sólo fue tratada ampliamente en nuestro país, sino que trascendió las fronteras y llegó a ser comunicada en el exterior. Las extensas repercusiones internacionales dan cuenta de la importancia significativa que reviste una normativa que pone en juego las libertades de los sujetos implicados.

Creemos que en nuestro país no ha habido opiniones de la oposición con argumentos que den cuenta del real conocimiento de la ley en todos sus puntos. La mayoría ha optado por repetir lo que los multimedios dicen y han polemizado sobre el tema sin haber leído nunca la norma en cuestión.
Por ello, afirmamos que la pluralidad de voces es indispensable para que toda la ciudadanía forme su postura a partir de la variedad de opciones informativas y así dejar de lado la repetición constante y constituirnos de este modo como verdaderos sujetos políticos. Debemos hacer valer el régimen en el que vivimos y defender la democracia.

En palabras, un punto de vista sobre la Ley de Medios
Entrevista a Luis Laferriere, profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Es miembro del Observatorio Comunicacional que pertenece a dicha institución.

viernes, 9 de octubre de 2009

Coincidencias entre Venezuela del 2002 y la actualidad hondureña

Temblores que se sienten

Por María Belén Demartin
Más similitudes que diferencias, se encuentran si uno comienza a revisar la historia política de Latinoamérica. Los Golpes de Estado son lamentablemente una de las monedas corrientes; en la Argentina el Fraude Patriótico, fue el primer Golpe de Estado comandado por Uriburu en 1930; luego la Revolución del 4 de junio de 1943, dirigida por Rawson, Ramírez y Sueyro; posteriormente en 1955 la Revolución Libertadora de la mano de Lonardi y Aramburu; once años después la Revolución Argentina constituida por Pistarini, Varela, y Onganía, toman violentamente el poder; y por último el más sangrienta de todos los golpes, el denominado Proceso de Reorganización Nacional en 1976 encabezado por Videla.

Vaya sino estamos acostumbrados a vivir estos horribles episodios, y lo peor de todo, es que en muchas ocasiones los países latinoamericanos parecen ser fichas de dominó, que, colocadas en forma vertical una tas otras, y con un simple empujón comienzan a derribarse. En 1964 cayó la democracia en Brasil, en el ‘66 en la Argentina, dos años después en Perú; en 1972 en Bolivia y Uruguay; asimismo en el ‘73 en Chile de la mano de Pinochet y en 1976 en Argentina, por solo mencionar algunos.
Los intentos de desestabilización de Ecuador, Bolivia, y finalmente el golpe de estado en Honduras son una triste realidad.


Hoy por hoy, Hondura sufre un estado de incertidumbre política, el presidente constitucional Manuel Zelaya fue destituido por los militares el 28 de junio. Aún continúa luchando por volver a ocupar el lugar que la ciudadanía le dio.
Existe un singular paralelismo entre el golpe de Estado ocurrido en Venezuela el 11 de abril del 2002 y el golpe contra la democracia hondureña que desplazó en forma violenta al presidente Zelaya, trascendiendo de una u otra manera en todas las democracias sociales y participativas de Latinoamérica.
Los militares secuestraron al presidente hondureño de una manera más “efectiva” que la aplicada a Hugo Chávez en Venezuela de 2002. El pueblo Hondureño reclama a su presidente, de la misma manera que el pueblo Venezolano exigió el regreso de Chávez, durante los días que estuvo secuestrado en el intento de derrocamiento.
Los opositores a Zelaya habían reaccionado a la voluntad del presidente de modificar la Constitución con el fin de mantenerse en el poder; temiendo que siguiera los pasos del presidente venezolano Hugo Chávez.

En realidad, Zelaya sólo proponía que en las elecciones generales se realizara un sondeo de opinión, para preguntar a la población si quería que se realice un referéndum para saber si debía o no, formularse una nueva Constitución más justa, equitativa, y participativa que la vigente.
Para darle “legalidad” al golpe de Estado, el Congreso y la Corte Suprema (aliadas con el golpe), afirmaron que la consulta era ilegal y dictaminaron que el presidente Zelaya había violado la Constitución al intentar modificarla para poder pretender un nuevo mandato. Argumento falaz; como se sabe, el golpe es una agresión directa a Honduras, a los movimientos sociales y a la propia ciudadanía del país, pero sin lugar a dudas el principal blanco es la lucha contra el presidente de Venezuela. Atacar a Chávez por intermedio de Zelaya.
El presidente Chávez, ratificó que el golpe de Estado que está viviendo Honduras tiene las mismas características del golpe que vivió Venezuela en 2002.
Otra similitud, en el Golpe de Estado del 2002, la constituye la televisora Globovisión que apoyó y apoya ambos golpes. No informan sobre las movilizaciones del pueblo hondureño. Al contrario, mantienen programaciones de entretenimiento. La información está mediada, hay información filtrada, al decir que en el país existe una calma generalizada y que no hay movilizaciones. Cuando en realidad las manifestaciones en apoyo a Zelaya van en aumento. La lucha de resistencia es para que el país vuelva a la normalidad, y que el presidente Zelaya elegido constitucionalmente vuelva a asumir sus responsabilidades.

El Golpe de Estado en Honduras, evidencia las transformaciones que se vienen produciendo en Latinoamérica estos últimos años; en Argentina el año pasado y hoy por hoy se viven períodos de choques entre diferentes grupos de poder, que generan un malestar generalizado, al no dejar de lado los intereses de cada parte, es imposible encontrar una solución cierta y sincera.
Debemos buscar el sentido común para que los pueblos latinoamericanos logremos abrir el camino hacia una verdadera democracia participativa.

Golpe de estado en Honduras se repite la historia de Venezuela 2002

La actitud tomada por la Iglesia ante los golpes de Estado en Honduras y Venezuela

La Iglesia bendice a los golpes

Por Marina Basgall
El Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue un intento de derrocamiento contra el presidente constitucional de Venezuela, Hugo Chávez, en el cual tomó el poder Pedro Carmona Estanga.


Mientras que en Honduras, Roberto Micheletti despojó de su cargo a Manuel Zelaya el 28 de junio.

Me propongo en el siguiente trabajo ocuparme de las posturas de la Iglesia ante los golpes de estados ocurridos en Venezuela y Honduras. No es mi intención que este escrito sea visto como un ataque a la fe religiosa, sí me interesa mostrar qué lleva a los aparatos clericales a apoyar un sistema de dominación que avala los métodos de represión y utiliza la violencia con un único impulso: saciar sus intereses y privilegios particulares.
En términos directos, la pregunta principal sería por qué los golpes militares son amparados por los miembros de la Iglesia que denotan su apoyo en los discursos que prestan a la sociedad.
Si hablamos del Golpe de Estado en Venezuela, la Iglesia Católica mantenía la teoría de que el gobierno de Carmona no fue anticonstitucional. Poco antes del golpe, el Episcopado acompañó a la presentación de un “acuerdo nacional”, que no incluía a Chávez. La firma del cardenal Ignacio Velasco en el acta de Carmona y su papel pidiendo al Presidente Chávez que firmara la renuncia fue un acto que dejó a muchos sin palabras. El golpe también contó con la bendición del Obispo Baltasar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal, presente en la jura del golpista junto al cardenal Velasco.
La participación directa de jerarcas como el obispo Porras en la desestabilización del gobierno de Chávez ilustra una historia antigua en Latinoamérica: la de jerarcas católicos que han apoyado a dictaduras militares, beneficiándose de su relación con las elites y procurando la preservación de leyes que atentan contra la libertad de conciencia.
Siete años después, pero en Honduras, la historia se repite con la ejecución del golpe de Estado en contra del presidente constitucional Zelaya, con los mismos actores y los mismos ingredientes. Y la actitud por parte de la religión católica se vuelve a repetir. En el “Mensaje de la Diócesis de Santa Rosa de Copán” fechado el 1º de julio y suscrito por el obispo Luis Alfonso Santos, se rechaza y niega tajantemente la existencia del Golpe de Estado, mientras que la Conferencia Episcopal muestra su apoyo a un golpe empresarial-militar y lo valora como ‘cristiano’.
El Episcopado se ha alineado constantemente con las opciones contrarias a las propuestas por Chávez. Dice que el presidente es totalitario y autoritario para avalar su apoyo.
De esta manera, lo que sostiene a los posicionamientos y toma de partido clericales en favor de una dominación oligárquica y neoligárquica, tiene efectos antievangélicos y antihumanos por ser excluyente y bloquear sistémicamente la institucionalidad democrática y el reconocimiento de los derechos humanos tanto en su versión individual como social.
Es difícil comprender estas posturas y por qué la Iglesia respalda los golpes y no toma ninguna acción efectiva para detenerlos y castigarlos. Si uno piensa en un Golpe de Estado enseguida lo relaciona con represión y muerte, Dios no puede desear eso para su pueblo.

Monseñor Luis Alfonso Santos: posición de la Iglesia frente al Golpe de Estado en Honduras

Golpes de Estado del siglo XXI en Latinoamérica: los casos de Honduras y Venezuela

Importante rol de los medios de comunicación

Por Noelia Bruno
Los primeros años de este nuevo siglo encontraron a dos países latinoamericanos con serios problemas político-institucionales. La crisis de ambos Estados, el venezolano y el hondureño, derivó en la interrupción de sus respectivos gobiernos constitucionales por parte de los sectores que componen la oposición. Los medios de comunicación han resultado ser un factor de controversias, pues o han apoyado a las autoridades golpistas o han sido víctimas de ellas por defender el orden democrático.

El accionar de los gobiernos de facto sobre los medios de comunicación que se ha llevado a cabo en Honduras desde que su Presidente, Manuel Zelaya, fue capturado por las Fuerzas Armadas el 28 de junio de 2009 no es el mismo que se hizo en abril de 2002 cuando se produjo el derrocamiento del Primer Mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, en manos de sus opositores. Ambos Golpes de Estado han permitido divisar la importancia social que tiene el tratamiento de la información y, de la misma manera, cómo la información resulta ser una herramienta de poder político.
En su mayoría, las emisoras radiales y los canales de televisión del territorio centroamericano han sido víctimas de diferentes modos de acallamiento o de ocultamiento de los hechos noticiosos que emanan de la esfera política. Para que los hondureños ignorasen lo efectivamente sucedido se allanaron los edificios desde donde se realizan las transmisiones, fueron ocupadas esas instituciones por militares, además, se las obligó a suspender las emisiones y se las limitó técnicamente (se produjeron cortes de luz y se prohibieron programas de televisión que tenían una visión crítica de los acontecimientos). También, los periodistas que cubrían las manifestaciones de apoyo al depuesto Zelaya fueron detenidos, agredidos, amenazados y, algunos de ellos, asesinados. A los camarógrafos, por ejemplo, se les destruyó el material producido y las cámaras que habían registrado las protestas en favor del gobierno constitucional.


Lo que sucedió en la República Bolivariana de Venezuela se parece a lo que ocurre actualmente en Honduras con los pocos medios que se inscriben a favor del Golpe de Estado. Pues, la mayor parte de la prensa venezolana funcionó como instrumento para concientizar a la ciudadanía acerca de la necesidad de interrumpir el gobierno por los supuestos abusos de éste. Los intereses de ésta se unían a los de la oposición chavista y, así, creó, durante los días previos al 11 de abril del 2002, el ambiente adecuado para deponer al Presidente.
A diferencia de lo que pasa en Honduras, en Venezuela los medios de comunicación y las pretensiones de sus propietarios tuvieron un papel fundamental a la hora de fomentar la polarización de la sociedad. Durante los 2 días en los que Chávez estuvo secuestrado (y en los momentos previos también), ellos tergiversaron la información, la manipularon, de igual forma ocultaron parte de ella y no emitieron algunas situaciones de mucha importancia (una prueba de esto es el silencio de los órganos periodísticos cuando se produce la vuelta del Presidente venezolano).

En el país de Simón Bolívar, los medios de comunicación no sufrieron los atropellos que, hoy por hoy, padece la prensa hondureña. Sus periodistas no han sido secuestrados, apresados o asesinados y ningún canal de televisión, periódico o emisora radial ha sido clausurada. A lo sumo se han sacado del aire algunas señales que se vincularon al gobierno violentado. Esto se debe justamente al poder concentrado que ha logrado obtener la oposición mediática. Se ha dicho, en este sentido, que los medios han ocupado, en Venezuela, el lugar de los partidos políticos antagónicos.
La experiencia relacionada con sucesos de estas características vuelve a repetirse en la región después de varias décadas de lucha contra la violación de los derechos humanos; entre ellos la libertad de expresión no sólo de los ciudadanos, sino también de las instituciones que informan de manera masiva. Lo acontecido específicamente en Honduras y Venezuela nos deja reflexionar acerca del carácter paradójico respecto del uso de la libertad en la prensa: por un lado, la necesidad de narrar críticamente, sin límites y sin censura, lo que pasa y, por el otro, la forma en que los medios se constituyen como actores políticos importantes y generan situaciones sociales que llegan a trascender en la comunidad.

Análisis del gobierno de Hugo Chávez y el golpe de estado frustrado en Venezuela instigado por la CIA y los medios de comunicación

Los medios de comunicación en el Golpe de Estado de Venezuela en abril de 2002

Luis Galdaméz (periodista hondureño)

Johny Lagos (director del semanario hondureño El Libertador)