En contexto
En marzo de 2009 la Presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, anunció la presentación de un anteproyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual que el pasado 10 de octubre se convirtió en ley.
A pesar de que el oficialismo sufrió una derrota en los comicios legislativos del pasado 28 de junio, apuró los plazos del trámite legislativo para sancionar la ley antes del recambio de los legisladores en diciembre, cuando el oficialismo perderá la mayoría en el Congreso. Si bien el reglamento argentino establece que, entre el dictamen y el debate en el recinto deben pasar siete días, la sesión especial para tratar el proyecto de ley de medios se convocó sólo horas después de que el anteproyecto fuera discutido y recibiera más de 200 modificaciones. En medio de duros cuestionamientos de la oposición, el 10 de octubre la Cámara de Senadores aprobó la ley con 44 votos a favor y 24 en contra.
Creemos que no son meras opiniones sino que, a los hechos, es una realidad el motivo por el cual se presentó el año pasado la iniciativa para modificar la ley de radiodifusión. La evidencia es la respuesta a esta pregunta: ¿Por qué del 2003 al 2007 el entonces presidente Néstor Kirchner no fue capaz de llevar a cabo este proyecto?
La noticia de la nueva ley rompió fronteras
El contexto en el que se presentó la normativa constituyó la razón de un amplio despliegue mediático y político; ya que las diversas opiniones que difundieron y acompañaron las novedades entorno al acontecimiento se percibieron a través de los medios masivos de comunicación. Se escuchó y se vio decir que la norma era una “ley de medios K”, “ley mordaza”, “ley de control de medios”, “polémica ley que manejaría la discrecionalidad mediática”. Pero además se expuso que la reglamentación “democratiza dando lugar a la libertad de expresión”, y que es “única en el mundo y un ejemplo para los demás países”.
Lamentablemente, las contraposiciones y los duros enfrentamientos entre los sectores involucrados fue el tema más destacado por el periodismo internacional, dejando de lado así la riqueza de lo debatido en los foros y en las audiencias públicas.
Las repercusiones en los medios extranjeros tras la aprobación de la ley, no tardaron en llegar. Todos destacaron la polémica que desató el proyecto.
Creemos que en nuestro país no ha habido opiniones de la oposición con argumentos que den cuenta del real conocimiento de la ley en todos sus puntos. La mayoría ha optado por repetir lo que los multimedios dicen y han polemizado sobre el tema sin haber leído nunca la norma en cuestión.
Por ello, afirmamos que la pluralidad de voces es indispensable para que toda la ciudadanía forme su postura a partir de la variedad de opciones informativas y así dejar de lado la repetición constante y constituirnos de este modo como verdaderos sujetos políticos. Debemos hacer valer el régimen en el que vivimos y defender la democracia.